La dieta sin gluten de los celíacos presenta deficiencias importantes, ya que, en general, hay un exceso de grasas y una escasez de fibra, según una tesis defendida por Teba González, investigadora de la Universidad del País Vasco

BILBAO/EFE Jueves 13.08.2015

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Productos especiales para celíacos. EFE/ Esteban Cobo

El estudio se llevó a cabo con 101 pacientes celíacos diagnosticados en el hospital vizcaíno de Cruces, que llevaban al menos 15 años de tratamiento con dieta exenta de gluten.

El análisis ha observado entre los pacientes una tendencia al abandono de hábitos saludables (comer primeros platos, legumbres, pasta, arroz) y a consumir alimentos con más grasas, más azúcar (embutidos, dulces, etc.).

Por lo demás, el estado nutricional de los celíacos analizados no presentaba diferencias sustanciales con el de la población en general.

Teba González ha explicado: “Observamos que la alimentación de los celíacos era, en general, bastante deficiente. Al analizar el equilibrio nutricional que defendemos (porcentaje de hidratos de carbono, un 50 %, por lo menos; proteínas, entre el 12 y el 15 %; grasas, por debajo del 35 %), vimos que el porcentaje de los hidratos de carbono lo ocupaban las grasas, y viceversa”.

Según González, también se observa cierta deficiencia en la ingesta de fibra. “Siendo un colectivo que se preocupa por lo que come, me ha llamado la atención; yo esperaba que fuera mejor la alimentación de los celíacos”, ha dicho.

 

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EFE/Esteban Cobo

La investigadora ha subrayado los problemas de los celíacos a la hora de alimentarse: “Tienen que estar mirando continuamente las etiquetas de lo que compran, si tiene gluten o no… Habría que facilitarles la vida en ese sentido, ponérselo más fácil, y habría que garantizarles que se controlan los productos que consumen, pero sin encarecerlos”

La baja ingesta de fibra es más acentuada en el caso de las mujeres con enfermedad celíaca, que presentaban mayores déficit de cinc, hierro, vitamina D y potasio.

También en el apartado de “calidad de vida” se ve afectado: “Esa sensación del paciente de estar siempre preocupándose por su alimentación, no poder comer lo mismo que los demás. Al final, uno no se olvida nunca de que está enfermo, y cada vez que te pones a comer tienes que preocuparte de que los alimentos no estén ‘contaminados’”, ha comentado la investigadora.